"Durante las semanas que siguieron, nos vimos casi todas las noches. Compartiste conmigo el viejo catre desfondado que me servía de cama. No tenía más de sesenta centímetros de ancho y dormíamos apretados uno contra el otro. Además del catre, mi habitación no contaba más que con una biblioteca hecha con tablas y ladrillos, una mesa inmensa atestada de papeles, una silla y una estufa eléctrica. Mi austeridad no te sorprendió. Tampoco me extrañó a mí que lo aceptaras."
ANDRÉ GORZ, Carta a D. Historia de un amor. Ed. Paidós, p. 14. Aportado por U-topía
No hay comentarios:
Publicar un comentario